Érase
una
vez
un
cuento
al revés
EL
PRINCIPE
CENICIENTO
El
príncipe Ceniciento
no parecía
un príncipe,
porque era
bajito,
pecoso,
sucio
y delgado.
Tenía tes
hermanos
grandullones y
peludos que
siempre
se burlaban
de él.
Estaban
siempre
en la
Disco
Palacio con
unas princesas
que eran
sus novias.
Y el
pobre Príncipe
Ceniciento
siempre
en casa,
limpia que
te limpia
lo que
ellos ensuciaban.
-¡Si
pudiera ser
fuerte
y peludo
como mis
hermanos!
– pensaba
junto
al fuego,
casado
de trabajar
.
El
sábado por
la noche,
mientras
lavaba calcetines,
un hada
cochambrosa
cayó
por la
chimenea.
-Se
cumplirán todos
tus
deseos-
dijo el
hada-Zis
Zis
Bum,
Bic, Bac
Boche, esta
lata
vacía será
un coche.
¡Bif
, baf
bom, bo bobás,
a la
discoteca
irás
¡Esto
no marcha!
– dijo
el hada.
Había
creado un
coche de
juguete
diminuto,
y el
príncipe no
se había
movido de
la cocina…
-¡Dedo
de rata
y ojo
de tritón
salvaje, que tus
harapos
se conviertan
en un
traje!
–gritó
el hada,
pero
solo consiguió
un ridículo bañador
de rayas
para
el príncipe.Bueno…ahora
cumpliré
tu
deseo
más
importante.
¡Serás
fuerte
y peludo
a tope!
Y
vaya si
era un
Ceniciento
grande
y peludo:
¡se había
convertido
en un
mono!
-¡Jolines!
– dijo
el hada-.
Ha vuelto
a fallar,
pero
estoy
segura
de que
a medianoche se
romperá el
hechizo…
Poco
se imaginaba
el Príncipe
Ceniciento
que era
un mono
grande
y peludo
por culpa
de aquel
error.
¡Él
se veía
tan
guapo! Y
así fue
corriendo a
la
discoteca.
El coche era muy pequeño, pero supo sacarle
provecho. Pero al llegar a aquella disco de príncipes, era tan grande que no pasaba por la puerta. Y decidió
volver a casa en autobús. En la parada había una
princesa muy guapa.
-¿A qué
hora
pasa
el
autobús?
– gruñó,
asustando
a la
princesa.
Por
suerte,
dieron las
doce y
el Príncipe
Ceniciento
volvió a
ser como
antes. La
princesa
creyó
que
había
salvado
ahuyentando
a aquel
mono peludo
-¡Espera!-
gritó
ella, pero
el Príncipe
Ceniciento
era
tan
tímido
que ya
había echado
a correr
. ¡Hasta
perdió los
pantalones!
Aquella
Princesa
resultó
ser
la rica
y
hermos
Princesa
Lindapasta.
Dictó
una orden
para
encontrar
al propietario de
los pantalones.
Príncipes de
lejanas tierras
intentaron
ponérselos,
pero
los pantalones
se retorcían
y nadie
lo
conseguía.
Como
era de
esperar
, los
hermanos
del
Príncipe
Ceniciento
se peleaban
por probárselos
-Que se los pruebe é. -ordenó
la princesa,
señalando al
Príncipe Ceniciento
-Este mequetrefe
no podrá
ponérselos-
se burlaron
sus
hermanos…
¡pero lo
consiguió! La Princesa
Lindapasta
se le
declaró al
punto. El
Príncipe
Ceniciento
se casó
con la
Princesa
Lindapasta
y
fueron
ricos y
felices
por siempre
jamás.
La
Princesa
Lindapasta
habló con
el hada
de los
tres
peludos y esta
los convirtió
en hadas
domésticas.
Y en
adelante,
les tocó
hacer las
labores
de la
casa,
por siempre
jamás.
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